Joan Miró i Mont-roig, el correcaminos

"De un loco encendido, Miró y Mont-roig".


Este verano hemos visitado el Centro Miró, un lugar de interpretación de Joan Miró en relación con Mont-roig, tanto sobre el pintor como su obra.

Joan Miró llega a Mont-roig del Camp en 1911, con 18 años, a las pocas semanas ya recorría a pie el municipio, arriba y abajo, se lo miran extrañados y se comenta de él que: “va corriendo solo por los caminos...”.
Anda los dos kilómetros que lo llevaban al mar, además cuando llega a la playa, se pone a mover constantemente los brazos y las piernas. No sabían aún que aquello era “footing” y gimnasia. Cuatro kilómetros, hacia el pueblo, y todavía más arriba, (otros tres), hasta la ermita de la “Mare de Déu de la Roca”. Se sintió atraído por aquella montaña de piedra roja de dónde proviene el nombre del pueblo. También se aleja, unos siete kilómetros, hacia el actual Miami Platja. De todos aquellos lugares pintará cuadros.

Miró, que viene de Barcelona, descubre la vida de campo, las viñas, olivos, algarrobos... Se relaciona con los caseros de la masía y con los payeses de los alrededores. Este hecho influirá su obra, y aunque más tarde vivirá en París y Mallorca, en verano siempre volverá al pueblo. Hasta su última estancia con 83 años.

El Centro Miró ofrece la posibilidad de poder ver, en reproducciones facsímiles, el conjunto de la obra de Miró sobre Mont-roig y que está dispersa por museos de todo el mundo. Además de visitar el Centro se pueden ver los “originales de los originales”, aquellos lugares que cautivaron a Miró y que inmortalizó en famosos cuadros. Es el Itinerario “Mirar Miró Mont-roig (3MR)”.

Una visita recomendada para todos aquellos que veraneáis por la costa tarraconina.